Pero en la cotidianidad de la artista Viviana Ramírez Gutiérrez, este fallo ha estado en manos de la explosión de color que la impregna y la sorprende todos los días. “Esta decisión la tomó la vida por mí”, dice cuando tiene que describir su arte, sus logros y sus tiempos.
Es comunicadora social y su formación experiencial le ha permitido entender que con el color, los antiguos daban brillo a las estatuas, templos, palacios y, sobre todo, a las paredes de sus edificios, justo como ahora lo hace ella, muchos siglos después, a través del colectivo cultural Lisérgico Laboratorio y con un trabajo que bautiza con un nuevo tono los muros de los pueblos del Quindío en los que se expone su arte urbano.
El arte y la policromía son el centro de su vida. Va a completar una década defendiendo un movimiento artístico que generó como una posibilidad de expresión, buscando hablar de arte y cultura, pero a la vez de controversia y pensamiento, especialmente en el Festival de Arte Urbano El Mero Poder.
En 2012, cuando aún era estudiante propuso una maratón fotográfica, soñando que algún día el Quindío se convirtiera en un departamento lleno de murales. Con 8 años de trabajo, ha completado desde entonces que en el departamento existan 200 obras de arte urbano pintadas por más de 100 artistas de todo el mundo que año tras año se dan cita en la región para dar un nuevo horizonte a espacios que eran vistos con otros ojos.
Admiradora de la gran fotoperiodista Martha Cooper, reconocida por documentar la escena de grafiti de Nueva York en la década de los setenta, la gestión cultural de Viviana lucha por mantener la dignidad del artista, especialmente en el Quindío, donde contribuye con sus procesos en el desarrollo de la región, consolidando un museo público gratuito que promueva el respeto por las comunidades.
En cada versión del festival conecta artistas locales, nacionales e internacionales y ha logrado que por el Quindío transiten ciudadanos de Argentina, Corea del Sur, Chile, Estados Unidos, Francia, Holanda, México, Inglaterra, Perú y Uruguay, quienes han visitado el Quindío y pintado murales en colegios, veredas y comunidades vulnerables, además de participar en ferias gráficas y espacios culturales y educativos con estudiantes.
Su fuerza ha sido tan vistosa y sus resultados tan positivos que esa explosión de vida y color, marcada en muros de los 12 municipios del Quindío, construye con Lisérgico Laboratorio parte de la memoria gráfica del patrimonio y la identidad cultural que también aporta a las opciones turísticas de los visitantes.
El poder de Viviana está en el color, en pensar con corazón pero con los pies bien puestos en la tierra. Su mirada y su energía son Mero Poder, diseños, gráficos urbanos, convivencia y energía que convierte los muros en espacios de conversación, apostándole a que el Quindío y Colombia sean un escenario de transformación social y cultural.